HUMOR MUERTO

¿Qué hay de humor en tratar mal a una mujer diciéndole que sople una vela con el doble sentido que esa frase indica? ¿Qué le causaba gracia a la audiencia del programa más visto de la televisión Argentina durante más de 20 años? No estoy fuera de ese público que reía con semejante atropello a una persona.

Las cenas en mi casa eran mi vieja (ama de casa) sirviendo la comida que había hecho, mi viejo sentado en la mesa destruido después de remisear todo el día y solo pensando en dormir para descansar y mis hermanos 7 años más grandes que yo, un nene de apenas 12 años que aún no sabía bien que quería decir sopla la vela, pero que intuía por amiguitos del colegio, que tenía que ver con algo sexual. La televisión era central en esas cenas, el horario PrimeTime lo dominaba El show de Videomatch y mis viejos miraban ese programa por inercia, su argumento era que un poco de humor los sacaba de la vorágine diaria. Con el mismo argumento, “la comedia” dominaba los horarios centrales en los canales de aire.

A estos programas los acompañaban sus satélites durante todo el día, que hablaban de estas producciones centrales y que prácticamente te hacían ver lo que ya habías visto, o bien, te ponían al día. No ver a la noche El show de Videomatch significaba no saber de qué hablaban a la mañana siguiente mis compañeros de primaria. Se convertía en una responsabilidad saber que pasó, a qué modelo le habían hecho una joda para Tinelli o que cantidad de insultos había dicho Yayo en sus chistes o el cuarteto Obrero. Y unos años después ¿A quién le había cortado la pollerita Tinelli? Todo este tipo de comedia acompañó y adoctrinó a más de tres generaciones que consumimos estas vejaciones y atropellos a la mujer. No podemos no hacernos cargo como sociedad que nuestra participación era reciproca para que este estilo de humor triunfe. A los comediantes de la talla de Jorge Porcel y Alberto Olmedo, solo una generación previa a la mía los titulaba como Capo cómicos. El eje central en todas sus actuaciones era: “como levantarse a una mina” o el sufrimiento que les causaba no poder irse a la cama con una menor de edad. El nivel de violencia que imponían en sus sketchs iba a la par de la aceptación social.

El método de imposición y repetición instrumentado por los medios de comunicación masivos, fue clave para ubicar a este estilo de humor en un lugar privilegiado, construyeron una norma en base a la repetición durante décadas y en palabras de Guadalupe Alvarez: disfrazaron al machismo de humor.

Las búsquedas de igualdad de derechos por parte del colectivo de mujeres, el crecimiento del movimiento feminista que criticaba la posición de poder del hombre, que es parte de este relato humoristico, la caratula penal de Femicidio (una norma que agrava la pena del homicidio de una mujer o persona trans cuando esté motivado por su condición de género), la organización social y el movimiento Ni una menos iniciado el 3 de junio de 2015, fueron clave pare que este estilo de humor muera… pero no del todo, las repeticiones de Pone a Francella! seguían al aire y programas como Polémica en el bar o Casados con hijos estaban vigentes en TV. Creo que el último clavo del ataúd machista en torno al humor lo genera el efecto de la denuncia de Thelma Fardin contra Juan Darthes. La cual generó un aluvión de causas penales por abuso y acoso y escraches en redes sociales a hombres violentos. Esta denuncia fué bisagra para que el “macho” termine de entrar en razón y deje de reir o utilizar este estilo de humor. Por último, quiero compartir la pregunta que hace Merlina Seijas sobre este proyecto y que creo que como sociedad debemos prestar atención:

¿Cuál es nuestro compromiso con este nuevo paradigma?

  • Aportes conceptuales:
    • Guadalupe Álvarez
    • Fabiana Gallegos
    • Andrés Denegri
    • Luciana Germano
    • Sabrina García
    • Merlina Seijas
    • Facundo Álvarez
  • Aportes técnicos:
    • Facundo Álvarez
    • Sabrina García
    • Victoria Villanueva
    • Laurence Bender
    • Ignacio Guerra